Beijing ha incrementado su presión sobre la región, desafiando la soberanía de Taiwán.
Mientras Donald Trump se prepara para asumir la presidencia, las relaciones entre Estados Unidos y China podrían enfrentar un momento de tensión, con Beijing intensificando sus provocaciones militares cerca de Taiwán. Entre el 9 y el 11 de diciembre, el Ejército Popular de Liberación de China realizó sus mayores ejercicios en décadas, dejando clara su intención de aumentar la presión.
Estas maniobras incluyeron 90 barcos, 53 aviones y pruebas de misiles balísticos intercontinentales, reflejando una creciente audacia por parte de China. Este despliegue, que no fue acompañado de explicaciones oficiales, rompió con el protocolo habitual de Beijing y recordó las tácticas de la tercera crisis del Estrecho de Taiwán (1995–1996), pero con una escala sin precedentes.
A lo largo de 2024, las actividades del Ejército Popular de Liberación en torno a Taiwán alcanzaron niveles históricos. En abril, durante la recuperación de Taiwán tras un devastador terremoto, China probó su respuesta militar enviando 30 aviones y nueve barcos a la región. En mayo, tras la toma de posesión del nuevo presidente taiwanés, Lai Ching-te, y su declaración de que la isla “no está subordinada” a China, Beijing lanzó “Espada Conjunta 2024A,”desplegando 62 aviones y 19 barcos.
En octubre, China volvió a romper récords durante la celebración del “10-10” en Taiwán, enviando 153 aviones, 111 de los cuales cruzaron la línea media, en otra operación denominada “Espada Conjunta 2024B.” Estas provocaciones reflejan el interés de China por desafiar la soberanía de Taiwán y poner a prueba la determinación de Estados Unidos.
Implicaciones geopolíticas
Las escaladas de China no se limitan a Taiwán. Representan un desafío más amplio a la influencia de Estados Unidos en el Indo-Pacífico. Beijing ha extendido su audacia al Mar de China Meridional, el Mar de China Oriental y regiones clave para aliados como Japón y Filipinas.
Estas acciones coinciden con la narrativa china de represalias contra políticas estadounidenses como la venta de armas a Taiwán y los aranceles comerciales. El uso creciente de bloqueos navales y pruebas de misiles por parte del EPL subraya su estrategia para debilitar la disuasión estadounidense en la región.
La administración entrante de Estados Unidos ha señalado su compromiso de restaurar la fuerza militar y económica para contrarrestar las provocaciones chinas. Esto requerirá una inversión significativa en la seguridad de Asia, el fortalecimiento de alianzas y el refuerzo de las defensas de Taiwán. Reducir las actividades provocadoras del EPL será clave para recuperar la estabilidad regional.
El desafío es inmenso para Estados Unidos. Recuperar la disuasión exigirá no solo un rejuvenecimiento militar, sino también medidas económicas para enfrentar la influencia de Beijing.