Propinas sin impuestos: Un alivio tangible para la comunidad latina

En un contexto de inflación persistente y aumento en el costo de vida, el alivio fiscal representa una herramienta para mejorar la calidad de vida.

El Congreso de Estados Unidos aprobó en julio de 2025 la ley “No Tax on Tips Act”, una medida incluida en el paquete legislativo promovido por Donald Trump y bautizado por sus aliados como el “Big Beautiful Bill”. Esta ley permitirá que los trabajadores que reciben propinas puedan deducir hasta $25,000 anuales de su ingreso gravable federal, lo que representa un beneficio fiscal significativo para millones de personas, especialmente dentro de la comunidad latina.

La disposición, que comenzará a aplicarse en la declaración de impuestos de 2025 (presentada en 2026), estará vigente hasta 2028. De acuerdo con el Consejo de Asesores Económicos de la Casa Blanca, el ahorro promedio para un trabajador será de aproximadamente $1,675 por año. El impacto será aún mayor para quienes viven exclusivamente de las propinas, como meseros, baristas, personal de valet o de limpieza en hoteles, muchos de los cuales son latinos.

Según el Yale Budget Lab, alrededor de 4 millones de trabajadores en Estados Unidos dependen de propinas para completar sus ingresos. En estados como California, Texas, Florida y Nevada, la presencia latina en la industria de hospitalidad y servicios es particularmente alta. Para estos trabajadores, eximir las propinas del impuesto federal no es solo una cuestión técnica: es un aumento directo a su ingreso disponible.

El beneficio económico también se proyecta hacia las comunidades. Un mayor ingreso neto para trabajadores significa más consumo local, estabilidad para negocios familiares y reducción en la rotación de personal. Muchas familias latinas destinan este dinero extra a necesidades esenciales: renta, alimentación, educación, remesas o atención médica. En un contexto de inflación persistente y aumento en el costo de vida, el alivio fiscal representa una herramienta para mejorar la calidad de vida.

La ley establece limitaciones que buscan focalizar el beneficio: no aplica a personas con ingresos anuales superiores a $150,000 (o $300,000 en declaración conjunta), y está restringida a las propinas, no al salario base ni a otros ingresos sujetos a impuestos regulares.

Aunque algunos economistas y críticos advierten que esta medida podría incentivar a los empleadores a depender más del sistema de propinas en lugar de ofrecer sueldos justos, otros sostienen que el impacto positivo inmediato para trabajadores de bajos ingresos es difícil de ignorar. También hay quienes señalan que buena parte de estos trabajadores ya no pagan impuestos federales debido a la deducción estándar, por lo que los beneficios podrían concentrarse en quienes están justo por encima de ese umbral.

Con todo, la medida representa un reconocimiento al aporte económico de millones de trabajadores que han sido históricamente ignorados en las grandes discusiones fiscales. Para la comunidad latina, que ha construido su sustento en buena parte a través de empleos de servicio, esta reforma es una señal de que el sistema puede, al menos por ahora, devolver un poco más de lo que exige.