En Guatemala, la élite conservadora apoyó la anexión, mientras que los liberales defendían la creación de una república independiente.
Cuando México logró su independencia en 1821, se estableció como un imperio bajo el gobierno de Agustín de Iturbide. Este nuevo Estado no solo abarcaba los territorios que hoy forman el país, sino que también incluyó las provincias que conformaban el Reino de Guatemala, el cual hasta entonces había sido parte del Virreinato de la Nueva España. Sin embargo, la anexión de Centroamérica estuvo marcada por tensiones políticas y conflictos internos que pronto llevaron a su separación.
Desde el principio, Iturbide buscó convencer a las provincias centroamericanas de unirse al Imperio Mexicano, argumentando que, como naciones recién independizadas, serían vulnerables a la injerencia extranjera. En Guatemala, la élite conservadora apoyó la anexión, mientras que los liberales defendían la creación de una república independiente. Este enfrentamiento retrasó la integración, permitiendo que otras provincias, incluida Chiapas, tomaran decisiones por cuenta propia. Buscando alejarse del dominio guatemalteco, Chiapas optó por unirse directamente a México.
Sin embargo, la anexión no resolvió los conflictos en la región. El Salvador, que mantenía una mala relación con las autoridades guatemaltecas, rechazó integrarse al imperio. Como respuesta, Guatemala, con apoyo de tropas mexicanas enviadas por Iturbide, forzó su incorporación. La presencia militar mexicana y la imposición de impuestos provocaron descontento en toda Centroamérica, especialmente entre las élites de la capital guatemalteca, que comenzaron a cuestionar los beneficios de la unión con México.
Para 1823, la situación se tornó insostenible. Con la caída de Iturbide y la proclamación del Plan de Casa Mata, que buscaba convertir a México en una república, las provincias centroamericanas aprovecharon la oportunidad para separarse. El 1 de julio de 1823, Guatemala y los demás territorios formaron las Provincias Unidas de Centroamérica,marcando el fin del dominio mexicano en la región.
La disputa por Chiapas, sin embargo, no terminó ahí. Tras la disolución del imperio, la provincia decidió separarse de México, pero sin reincorporarse a Centroamérica. Al mismo tiempo, la región del Soconusco, ubicada en el actual estado de Chiapas, expresó su deseo de unirse a las Provincias Unidas. México, ya convertido en una república en 1824, reafirmó su control sobre Chiapas y anexó Soconusco por la fuerza, lo que generó una larga disputa territorial con Guatemala.
Durante el siglo XIX, las tensiones entre ambos países continuaron, ya que la frontera permanecía indefinida y cada nación enfrentaba periodos de inestabilidad política. No fue hasta 1882, durante el gobierno de Porfirio Díaz, que México y Guatemala firmaron un acuerdo definitivo para establecer los límites actuales entre ambos países, poniendo fin a un conflicto que había durado más de medio siglo.
La anexión de Centroamérica al Imperio Mexicano fue un episodio clave en la historia de la región, pues evidenció las tensiones entre las distintas provincias y los desafíos de consolidar un nuevo Estado tras la independencia. Además, la disputa por Chiapas dejó huellas en las relaciones entre México y Guatemala, mostrando cómo los cambios políticos en un país pueden tener repercusiones en toda una región.