Estados Unidos enfrenta un nuevo cierre de gobierno

El cierre de gobierno se ha repetido en 21 ocasiones en los últimos 50 años.

Estados Unidos enfrenta su primer cierre de gobierno en casi siete años. La parálisis comenzó a las 12:01 a.m. del 1 de octubre, luego de que el Senado no lograra un acuerdo para extender el financiamiento federal temporal hasta el 21 de noviembre.

La disputa giró en torno al gasto en salud. Los demócratas se negaron a respaldar la medida provisional porque exigían garantías para mantener ciertos subsidios vinculados al Obamacare y revertir recortes a Medicaid y otros programas derivados de la reforma fiscal de Donald Trump. Los republicanos, que presionaron hasta el último momento para aprobar la extensión, ofrecieron discutir esos temas más adelante, pero sin compromisos previos.

El resultado fue un estancamiento legislativo que desembocó en el cierre. Aunque no es un fenómeno inédito —se ha repetido en 21 ocasiones en los últimos 50 años—, esta vez se suma la incertidumbre sobre si parte de los empleados suspendidos volverán a sus puestos. Desde el regreso de Trump a la Casa Blanca, más de 200.000 trabajadores federales han sido despedidos bajo el nuevo Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE), dirigido por Elon Musk, y la administración ha sugerido que esta ola podría ampliarse.

Las consecuencias inmediatas incluyen el cierre de museos, parques nacionales y monumentos; retrasos en trámites de visas y pasaportes; y afectaciones a inspecciones y regulaciones. Los servicios considerados esenciales como Seguridad Social, beneficios de Medicare, apoyo a veteranos, control migratorio y pronósticos meteorológicos— seguirán activos, aunque con personal bajo presión. En aeropuertos, los controladores aéreos trabajan sin salario durante el cierre, lo que en ocasiones anteriores derivó en cancelaciones y demoras.

El debate político se centra ahora en quién carga con la responsabilidad. Los republicanos aseguran que fueron los demócratas quienes bloquearon una resolución provisional ya aprobada por la Cámara de Representantes y que en otras ocasiones habían apoyado. Argumentan que la negativa responde a la presión de su base progresista. Los demócratas, por su parte, señalan que, con el control del Ejecutivo, de la Cámara Baja y de una Corte Suprema de mayoría conservadora, los republicanos tenían la capacidad de evitar el desenlace.

Trump, que en 2018 ya enfrentó dos cierres de gobierno durante su primera presidencia, defendió la decisión al afirmar que una crisis de este tipo puede permitir “cambios irreversibles” en el tamaño del Estado. Para la población, en cambio, la incógnita es cuánto durará esta parálisis y qué efectos económicos y sociales dejará en las próximas semanas.