El legado latino de Jimmy Carter: Una era de inclusión y derechos

Carter reconoció la importancia del voto latino y la necesidad imperativa de incluir líderes latinos en su administración. 

Jimmy Carter, el 39º presidente de los Estados Unidos, dejó un impacto imborrable en la comunidad latina, consolidando un legado de inclusión y representación en Washington. Elegido en 1976 con un histórico 81% del voto latino, Carter entendió la importancia de esta comunidad emergente, que en ese entonces representaba el 6.5% de la población estadounidense. Durante su administración, no solo reconoció su influencia política, sino que también abrió puertas a líderes latinos en el gobierno federal.

Carter nombró a un número récord de hispanos en su administración, incluidos Leonel J. Castillo como el primer comisionado latino del Servicio de Inmigración y Naturalización, y múltiples jueces federales latinos. Fue también bajo su liderazgo que se formó el Caucus Hispano del Congreso en 1976, marcando un antes y un después en la política estadounidense. Además, reclutó activistas y defensores de derechos civiles de base, lo que fortaleció los lazos entre su administración y las comunidades latinas.

En su único mandato, Carter promovió políticas significativas para los latinos, especialmente en educación y derechos civiles. Estableció el Departamento de Educación, consolidando programas federales clave y priorizando el acceso igualitario. Apoyó la instrucción bilingüe y amplió las oportunidades educativas, medidas que Miguel Cardona, actual secretario de Educación, describió como parte del “legado perdurable” de Carter.

En el ámbito migratorio, Carter presentó un plan de reforma en 1977 que habría permitido regularizar el estatus de algunos indocumentados. Aunque no fue aprobado, sirvió como precursor de la ley de amnistía de Ronald Reagan en 1986. También aumentó la admisión de refugiados y liberó a nacionalistas puertorriqueños por razones humanitarias.

La presidencia de Carter coincidió con eventos clave en América Latina. En 1977, firmó los tratados del Canal de Panamá, devolviendo el control a Panamá. En 1979, vio la caída del régimen de Somoza en Nicaragua y la llegada al poder de los sandinistas. Y en 1980, el éxodo del Mariel trajo a 125,000 cubanos a Estados Unidos, reflejando las complejidades de la política migratoria y exterior de su administración.

A pesar de los desafíos económicos de su mandato, como la inflación y el desempleo, líderes latinos de la época reconocen el esfuerzo de Carter por promover la equidad. Gonzalo Barrientos Jr., un político texano que trabajó con Carter, recuerda cómo pasó de ser un trabajador migrante expulsado de restaurantes a fotografiarse con el presidente en la Casa Blanca.

Después de dejar la Casa Blanca, Carter continuó su impacto global a través del Centro Carter, promoviendo la democracia en las Américas, y Habitat for Humanity, ayudando a construir viviendas en Estados Unidos y América Latina. Según Gretchen Sierra-Zorita, directora de Asuntos Intergubernamentales para Puerto Rico, Carter fue pionero en incorporar los derechos humanos a la política exterior de Estados Unidos y en diversificar las fuentes de energía antes de que el cambio climático dominara la agenda global.

El legado de Jimmy Carter, tanto en su presidencia como en su vida posterior, redefine el impacto de un líder en la construcción de un país más inclusivo y ético.