De tazas de café de $1,500 a dispensadores de jabón de $150,000: el derroche del Pentágono

El derroche del Pentágono: el elevado costo del equipo militar.

Mientras los debates sobre seguridad nacional suelen centrarse en amenazas externas, hay otra batalla que se libra dentro del Pentagono: la lucha por un gasto responsable. Con un presupuesto de defensa que supera los 850 mil millones de dólares, el Departamento de Defensa enfrenta crecientes críticas por casos de desperdicio que han costado millones a los contribuyentes.

Un ejemplo reciente expone el problema con claridad. En octubre de 2024, una auditoría de la Oficina del Inspector General del Departamento de Defensa (DoDIG, por sus siglas en inglés) reveló que Boeing, uno de los principales contratistas de defensa, cobró a la Fuerza Aérea un sobreprecio del 8,000 % por repuestos de los aviones C-17 Globemaster III. Entre los artículos más llamativos estaba un dispensador de jabón cuyo costo inflado llevó a la Fuerza Aérea a pagar 149,072 dólares en exceso.

El informe también encontró que, de 46 repuestos auditados al azar, en 12 casos la Fuerza Aérea estaba pagando de más, lo que llevó a la revista Reason a estimar que esta mala gestión costó a los contribuyentes 4.3 millones de dólares.

Pero este no es un caso aislado. En 2018, una investigación del Congreso descubrió que la Fuerza Aérea gastaba casi 1,300 dólares en cada taza térmica utilizada en los aviones KC-10. Como si el precio no fuera ya cuestionable, en lugar de reparar los mangos cuando se rompían, se optaba por reemplazar las tazas enteras. Solo en 25 tazas, la Fuerza Aérea gastó 32,000 dólares.

La entonces secretaria de la Fuerza Aérea, Heather Wilson, justificó el alto costo diciendo que las tazas necesitaban una certificación especial de la FAA porque se conectaban al sistema eléctrico del avión. Sin embargo, una pieza de reemplazo podía ser impresa en 3D por solo 50 centavos.

Si bien estos montos pueden parecer insignificantes dentro del gigantesco presupuesto del Pentágono, reflejan un problema estructural. Si hay fallos de control en pequeñas compras, ¿cuánto dinero se está malgastando en contratos mucho más grandes?

¿Cómo frenar el despilfarro?

Una de las soluciones más viables es ampliar el uso de contratos de precio fijo. Actualmente, el Pentágono trabaja con un sistema de “cost-plus”, en el que reembolsa los gastos de los contratistas y luego paga una cantidad adicional. Este método no penaliza el gasto excesivo ni motiva a las empresas a reducir costos.

Por el contrario, los contratos de precio fijo ofrecen un incentivo claro para la eficiencia: los contratistas solo pueden obtener beneficios si mantienen los costos dentro del presupuesto acordado. La Fuerza Espacial de Estados Unidos ha implementado este sistema con éxito y funcionarios como Frank Calvelli, subsecretario adjunto de adquisiciones espaciales de la Fuerza Aérea, han defendido su uso para garantizar un gasto más controlado.

El objetivo del Pentágono debe ser claro: garantizar la seguridad del país sin despilfarrar recursos en costos inflados o adquisiciones innecesarias. La implementación de contratos más eficientes podría ser un primer paso en la dirección correcta.