De gritar “No Kings” a jugar al monarca: la incoherencia de Newsom

En las últimas semanas, Newsom ha replicado deliberadamente el formato más reconocible de Trump en mensajes en redes sociales. 

El gobernador de California, Gavin Newsom, ha convertido la frase “Donald Trump no es un rey” en uno de sus lemas más repetidos. La ha proclamado en conferencias, entrevistas y redes sociales, en sincronía con la protesta No Kings organizada por sectores demócratas en junio, donde se acusó al presidente de querer concentrar un poder propio de una monarquía.

El momento coincidió con una victoria legal para Newsom: un tribunal federal bloqueó temporalmente el intento de Trump de tomar control directo de la Guardia Nacional de California. Aprovechando el fallo, el gobernador intensificó sus mensajes en X e Instagram con frases como “Trump no es un monarca. No es un rey” y llamados a “detener el comportamiento propio de un monarca”.

 

Sin embargo, la línea que separa su crítica de su propio estilo empieza a desdibujarse. En las últimas semanas, Newsom ha replicado deliberadamente el formato más reconocible de Trump: publicaciones en mayúsculas, frases contundentes y signos de exclamación excesivos. En un mensaje sobre redistritaje electoral, llegó a escribir “ADVERTENCIA FINAL. ¡¡¡LO QUE SIGUE NO TE VA A GUSTAR!!!”, rubricado con sus iniciales. Esa teatralidad, que él mismo admite como parodia, lo coloca simbólicamente en el papel de “rey” combativo que dicta advertencias desde su trono político.

Medios como The Independent y San Francisco Chronicle han recogido críticas de analistas y estrategas demócratas que ven riesgo en esta táctica. Para algunos, Newsom está usando el humor y la exageración para conectar con el electorado en un entorno saturado de mensajes virales; para otros, imitar el estilo que denuncia no solo resta seriedad a su mensaje, sino que lo acerca peligrosamente a aquello que intenta desacreditar.

La protesta No Kings pretendía dejar claro que ningún presidente debe situarse por encima de la ley. Sin embargo, cuando el propio impulsor político de esa consigna se presenta en redes con una retórica que se viste, aunque sea en broma, con símbolos de poder absoluto, la coherencia del mensaje se debilita. Lo que nació como una crítica a la “corona” de Trump termina pareciendo un intercambio de coronas en un juego de propaganda.

El riesgo para el gobernador es que el fondo; defensa de la autonomía estatal, límites al poder presidencial, y victoria legal, quede opacado por la forma. Y en una arena política saturada de mensajes virales y gestos teatrales, cada vez más observadores se preguntan si Newsom no está, sin quererlo, reforzando la misma lógica de personalismo que denuncia. Por ahora, sigue decidido a jugar el papel de líder combativo… incluso si eso implica posar como el rey que dice no querer.