Crisis educativa en Santa Ana: despiden a casi 300 trabajadores escolares

Con otra caída del 5% en inscripciones proyectada para el próximo año, nuevas reducciones no están descartadas.

El final del ciclo escolar llegó con malas noticias para cientos de docentes y orientadores en Santa Ana: el Distrito Escolar Unificado votó a favor de despedir a casi 300 empleados acreditados, una medida que refleja el declive sostenido de inscripciones y el agotamiento de los fondos de emergencia por la pandemia.

Los recortes no llegaron por sorpresa. Desde hace meses, las autoridades advertían sobre un déficit presupuestario de $187 millones, en gran parte debido a la desaparición de las ayudas estatales y federales relacionadas con el COVID-19. A eso se suma una caída del 32% en la matrícula estudiantil en la última década y una pérdida anual de cerca del 5% de su población escolar: más de 2,000 alumnos menos solo en el último año.

“Tenemos $70 millones disponibles sin restricciones. Y, sin embargo, despedimos a nuestra gente. San Francisco despidió a 400 y luego rescindió todos los despidos. ¿Por qué no nosotros?”, cuestionó Sonta Garner-Marcelo,presidenta de la Asociación de Educadores de Santa Ana.

Desde la administración, la versión oficial es que los recortes buscan proteger la sostenibilidad futura del distrito. “Nos enfrentamos a una gran incertidumbre fiscal. Esta decisión fue difícil, pero necesaria”, explicó el superintendente adjunto Ron Hacker.

La decisión golpea particularmente a personal nuevo, debido a la política de antigüedad. Se verán afectados principalmente maestros, bibliotecarios y consejeros, aunque el distrito asegura que aún habrá al menos un orientador por escuela y que las proporciones alumno-docente no rebasarán los límites del contrato sindical (máximo 31:1). En la mayoría de los grados, el promedio se mantendrá entre 27 y 29 estudiantes por salón.

El superintendente Jerry Almendarez defendió que el distrito ha estado preparándose desde hace tres años para este escenario, trabajando con sindicatos y comunidades escolares. Pese a todo, se lograron salvar 18 plazas gracias a jubilaciones y medidas de ahorro.

Pero el futuro sigue nublado. Con otra caída del 5% en inscripciones proyectada para el próximo año, nuevas reducciones no están descartadas. “Santa Ana enfrenta retos estructurales: falta de viviendas asequibles, trabajos inestables y una baja tasa de natalidad. Cuando la economía tiembla, nuestras familias lo sienten primero”, advirtió Fermin Leal, portavoz del distrito.

Para los estudiantes, la preocupación es concreta: menos maestros, más incertidumbre y la sensación de que la educación pública vuelve a ser la primera en pagar la factura de una crisis nacional.