A pesar de desafíos como el alto endeudamiento familiar y los elevados intereses de tarjetas de crédito, la confianza de los consumidores crece.
Pese a las advertencias de expertos y medios durante la campaña presidencial, el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca no ha provocado el colapso económico que muchos temían. Al contrario, la economía estadounidense está mostrando signos claros de recuperación, con una mejora en el poder adquisitivo y un mercado laboral que avanza hacia una mayor participación del sector privado.
Las primeras medidas económicas del mandatario, centradas en la reducción de impuestos, regulaciones y gasto público, junto con un aumento de aranceles y producción energética, fueron calificadas como riesgosas. Sin embargo, los resultados hasta ahora han sido positivos.
Este control de precios ha tenido un impacto directo en los ingresos reales de los ciudadanos. Mientras que durante el gobierno anterior los salarios aumentaron nominalmente, pero perdieron valor frente a la inflación, hoy el sueldo promedio semanal rinde un 1% más que al inicio del año.
Otro cambio relevante se vive en el mercado laboral: cada mes de 2025 ha registrado una reducción en el tamaño del gobierno federal, con recortes de empleos públicos que no han deteriorado el empleo total, sino que han coincidido con un crecimiento más fuerte del empleo privado.
Aunque persisten desafíos como el alto nivel de endeudamiento de las familias y los elevados intereses en tarjetas de crédito, las encuestas muestran un repunte en la confianza de los consumidores.
Si bien aún queda camino por recorrer, los primeros meses del nuevo mandato de Trump han desmentido muchas de las predicciones más alarmistas. Con una economía que avanza y ciudadanos más optimistas, todo apunta a que Estados Unidos ha retomado el rumbo del crecimiento.