Entre los proyectos más ambiciosos está la instalación de un monumento circular inspirado en los antiguos teocallis.
La Ciudad de México se prepara para un aniversario que mira al pasado con orgullo: los 700 años de la fundación de Tenochtitlan, la majestuosa capital mexica que surgió en 1325 entre lagos y canales, un paisaje que muchos comparan con la Venecia del Nuevo Mundo. Este aniversario, que se celebrará a lo largo de 2025, no es solo una conmemoración: es una declaración de identidad, una invitación a reencontrarse con las raíces que aún laten bajo el asfalto de la metrópoli más grande de habla hispana.
El Zócalo, corazón de la ciudad, será escenario de actos culturales y monumentales que buscan devolverle al espacio su memoria ancestral. Entre los proyectos más ambiciosos está la instalación de un monumento circular inspirado en los antiguos teocallis, donde un águila, símbolo nacional, se erigirá sobre un nopal, evocando la imagen fundacional que hoy ondea en la bandera. En su base, placas grabadas narrarán el viaje de los pueblos hasta el mítico islote de Tenochtitlan, según el Códice Boturini. Además, espejos de agua devolverán al visitante la visión de aquel mundo lacustre que deslumbró a los conquistadores.
Estas celebraciones no son casuales: forman parte de una política cultural impulsada por los gobiernos de la llamada Cuarta Transformación, primero con Andrés Manuel López Obrador y ahora con Claudia Sheinbaum. Ambos han reivindicado el legado indígena como pieza central de la historia nacional, en un esfuerzo por superar la narrativa impuesta desde la conquista. Las investiduras de ambos líderes con bastón de mando, incienso y plumas fueron gestos simbólicos de este giro.
El aniversario también destaca el papel de las mujeres en la historia y en el presente. La jefa de Gobierno, Clara Brugada, y la presidenta Sheinbaum, con fuerte perfil feminista, han insistido en que la conmemoración debe reconocer la participación femenina en los momentos clave de la nación.
El inicio de las festividades ya se deja sentir: Paseo de la Reforma luce intervenido por esculturas de nopaleras decoradas por artistas y colectivos, mientras que fragmentos de la ópera escrita para la ocasión, con caracoles guerreros que evocan antiguos combates, han resonado en actos oficiales.
Más allá de las tensiones diplomáticas recientes, como la solicitud no respondida a la Corona española para reconocer los abusos de la conquista, la cultura ha sido el puente para el diálogo. Premios como los Princesa de Asturias a Graciela Iturbide y al Museo Nacional de Antropología han tendido la mano a la reconciliación.
Así, mientras el sol alcance su cenit el próximo 26 de julio sin proyectar sombra alguna, México celebrará siete siglos de historia y reafirmará que su grandeza se construye desde sus propias raíces.