La legislatura de New Hampshire deberá decidir si avanza con la expansión de las Cuentas de Libertad Educativa.
El debate sobre la elección escolar en New Hampshire ha vuelto a cobrar fuerza con la propuesta de ampliar el acceso a las Cuentas de Libertad Educativas (EFA, por sus siglas en inglés), un programa que permite a las familias utilizar fondos estatales para elegir la mejor opción educativa para sus hijos. Mientras los defensores argumentan que esto ofrece más oportunidades para los estudiantes, los críticos advierten que podría debilitar el sistema público.
Las reacciones han sido inmediatas. El columnista Gary Rayno sostiene que abrir las EFAs a todos los niños significaría “el fin de la educación pública tal como la conocemos”. Por su parte, Liz Tentarelli, de la Liga de Mujeres Votantes de New Hampshire, considera que la expansión del programa es “otro paso en la desfinanciación de las escuelas públicas”. Opiniones similares se escucharon en 2021, cuando se implementó el programa, y en 2012, cuando se discutió el sistema de becas con crédito fiscal.
Sin embargo, los datos muestran una realidad distinta. Según el Departamento de Educación del estado, el gasto promedio por estudiante en el sistema público fue de 26,320 dólares el año pasado, mientras que el monto promedio de una EFA fue de 5,204 dólares y el de una beca con crédito fiscal de 2,825 dólares. En total, estos programas representan menos del 0.8% del presupuesto estatal para educación, que ronda los 4,000 millones de dólares anuales.
Además, estudios sobre la elección escolar han encontrado que estos programas no afectan negativamente el rendimiento de los estudiantes en escuelas públicas. Investigadores de la Universidad de Arkansas hallaron una correlación positiva entre la disponibilidad de opciones educativas y los resultados académicos. De 29 estudios empíricos, 26 reportaron mejoras, uno no encontró diferencias y solo dos detectaron efectos negativos leves.
A pesar de estos datos, la oposición a la expansión de las EFAs sigue siendo fuerte. Sin importar el tamaño de las propuestas, los críticos insisten en que cualquier cambio perjudicará el sistema público. No obstante, la gobernadora Kelly Ayotte ha reiterado su apoyo al programa y ha declarado que la elección escolar permite a las familias encontrar la mejor alternativa educativa para sus hijos.
El debate continúa, y la legislatura de New Hampshire deberá decidir si avanza con la expansión de las EFAs. La pregunta clave es si la mayor flexibilidad para las familias puede coexistir con un sistema público sólido o si, como advierten sus detractores, este tipo de políticas representan un riesgo para la educación estatal.