La nueva química: innovación con sello de seguridad

“Nuestra cultura está definida por el desempeño diseñado y el cuidado elegido”, resume Prusak.

La industria química atraviesa una transformación profunda. Lo que antes se asociaba con riesgos ambientales y accidentes laborales hoy busca presentarse como un sector más seguro, transparente y sostenible. Y entre quienes impulsan este cambio se encuentra Chevron Phillips Chemical (CPChem), una de las compañías que intenta demostrar que innovación y responsabilidad no son incompatibles.

“Esta ya no es la industria de nuestros abuelos”, afirma Steve Prusak, presidente y director ejecutivo de CPChem. Los datos parecen respaldarlo: en los últimos 25 años, la empresa redujo su tasa de incidentes diez veces, de 1.0 a menos de 0.1, un desempeño que el propio Prusak califica como “de clase mundial”.

El motor de esa evolución ha sido Responsible Care®, un programa del American Chemistry Council que promueve estándares comunes de salud, seguridad y protección ambiental. Para Prusak, el valor radica en compartir buenas prácticas entre competidores con un mismo objetivo: que toda la industria mejore de manera constante.

Los resultados hablan por sí solos. Desde hace más de una década, las empresas que forman parte de Responsible Care registran en promedio menos de una lesión o enfermedad por cada 100 trabajadores al año, superando a sectores como manufactura, comercio minorista y agricultura. En 2024, por segundo año consecutivo, los miembros del Consejo reportaron cifras históricas a la baja en accidentes laborales y de transporte.

Pero la compañía quiere ir más allá de la estadística. Hoy el foco está en el comportamiento humano, es decir, en comprender por qué los empleados toman ciertas decisiones y qué sistemas pueden reforzar para facilitar la seguridad. “La meta es hacer más sencillo acertar y más difícil fallar”, explica Prusak.

El compromiso no termina en los muros de sus plantas. CPChem también apuesta por la relación con las comunidades vecinas. “No solo les contamos cómo operamos, también pedimos su retroalimentación para ser mejores vecinos”, señala su director.

Ese enfoque se refleja en el Golden Triangle Polymers Project, una sociedad con QatarEnergy en Orange, Texas, que representa una inversión de 8,500 millones de dólares. Allí, CPChem ha priorizado la contratación y el abastecimiento local: más de 2,000 contratistas de la zona ya forman parte del proyecto y más de 300 millones de dólares se han destinado a proveedores locales.

El mensaje de la compañía es claro: no se trata solo de construir instalaciones, sino de edificar un futuro químico más seguro y sostenible. Un modelo basado en innovación, cuidado ambiental y participación comunitaria que podría marcar la pauta para la industria en las próximas décadas.