Tras la protesta “No Kings”, revelan red organizativa y millonaria detrás de la movilización

El Pearl Project revela que 198 organizaciones, con ingresos de más de 2,100 millones de dólares, coordinaron las marchas bajo una aparente neutralidad.

Mientras las fuerzas de la Guardia Nacional intentaban contener disturbios en las calles de Los Ángeles, una asamblea virtual encabezada por Randi Weingarten, presidenta de la Federación Estadounidense de Maestros (AFT), mostraba el entusiasmo por las protestas convocadas bajo el lema #NoKings. Acompañada por el gobernador de Kentucky, Andy Beshear, la activista Leah Greenberg de Indivisible, y el reverendo Al Sharpton, la sesión celebraba una supuesta rebelión ciudadana contra el presidente Donald Trump. Sin embargo, una nueva investigación apunta a que detrás de la protesta hay una estructura organizada, financiada por una red de grupos alineados con el Partido Demócrata.

De acuerdo con el Pearl Project, dirigido por la periodista de investigación Asra Nomani, la movilización fue coordinada por al menos 198 organizaciones afines al partido, muchas de ellas con estatus de organizaciones no lucrativas o de acción política, y con ingresos anuales que superan los 2,100 millones de dólares. Estas entidades incluyen sindicatos como AFT y UAW, organizaciones como ACLU y Planned Parenthood Action Fund, así como comités del Partido Demócrata y colectivos de activismo digital, todos operando bajo una aparente neutralidad.

La protesta, lejos de ser espontánea, fue preparada con recursos de marketing profesional, guías de acción, plantillas gráficas y estrategias digitales diseñadas para replicarse en masa. Incluso se distribuyó un “kit de organización” digital con mensajes coordinados, pancartas prediseñadas y tácticas para atraer la atención mediática.

Nomani, autora del libro Woke Army, sostiene que este fenómeno forma parte de una tendencia más amplia: la profesionalización de la protesta como herramienta de presión política e ideológica. Su investigación identifica un total de 465 organizaciones implicadas en protestas contra Trump desde enero, con fondos acumulados que superan los 3,400 millones de dólares. A esto se suman vínculos con actores internacionales como Neville Roy Singham, empresario vinculado al financiamiento de grupos pro-China y movimientos radicales que han promovido manifestaciones antiestadounidenses.

Aunque los organizadores insisten en el carácter pacífico de la protesta, algunos materiales internos circulan ideas que incluyen desde el voto hasta formas más radicales de disenso, como disturbios o insurrecciones. Para Nomani, esto representa una peligrosa mezcla de activismo, ideología e influencia institucional.

“El mito de una protesta popular se desmorona cuando se examina quiénes están detrás, cuánto dinero fluye y qué intereses están en juego”, concluye Lissa Kenkel, investigadora colaboradora del Pearl Project. “Los verdaderos ‘reyes’ están detrás del telón, manejando los hilos de una movilización cuidadosamente coreografiada”.