Estados Unidos enfrenta el riesgo de un colapso eléctrico como el de España

En Estados Unidos, un informe de la NERC advierte que gran parte del país enfrenta alto riesgo de escasez eléctrica entre 2025 y 2029.

Una reciente emergencia energética en España encendió las alarmas a nivel global. El país ibérico sufrió un apagón masivo tras fallas en dos plantas solares del suroeste, un incidente que dejó al sistema eléctrico vulnerable y obligó al gobierno a declarar estado de emergencia. Pero aunque el epicentro estuvo al otro lado del Atlántico, el riesgo no es ajeno a Estados Unidos.

España ha apostado fuertemente por las energías renovables. El 21 de abril, logró cubrir casi el 80% de la demanda eléctrica con energía solar. Sin embargo, una semana después, cuando las condiciones climáticas cambiaron, el sistema colapsó. El incidente dejó en evidencia una debilidad estructural: la intermitencia de fuentes como el sol y el viento no siempre permite garantizar un suministro estable.

En EE.UU., los expertos llevan tiempo advirtiendo sobre este riesgo. Según el informe 2024 de la North American Electric Reliability Corporation (NERC, por sus siglas en inglés), gran parte del país enfrentará una alta probabilidad de escasez energética entre 2025 y 2029. La combinación entre el cierre progresivo de plantas de carbón y gas, y el aumento de demanda impulsado por centros de datos e inteligencia artificial, podría llevar al sistema eléctrico al límite.

El problema, dicen algunos analistas, es estructural. Mientras las energías renovables reciben generosos subsidios gracias a la Ley de Reducción de la Inflación de 2022, las fuentes tradicionales como el gas o el carbón, necesarias para cubrir los huecos de producción solar y eólica, no reciben los mismos incentivos. Esto desincentiva la inversión en plantas capaces de ofrecer energía constante.

Mientras la industria solar estadounidense promueve su crecimiento como símbolo de “dominancia energética”, el colapso español ofrece una advertencia sobre los peligros de depender exclusivamente de fuentes intermitentes. Los críticos señalan que sin respaldo firme —ya sea nuclear, gas o carbón— el sistema está expuesto a apagones y crisis.

Frente a este panorama, Donald Trump ha propuesto un giro radical: eliminar los subsidios a energías limpias, revertir regulaciones ambientales que limitan las emisiones de plantas tradicionales y acelerar proyectos de combustibles fósiles. También ha ordenado el retiro del Acuerdo de París, buscando priorizar la autosuficiencia energética sobre los compromisos climáticos globales.

Además, Trump ha impuesto aranceles a China, principal fabricante de paneles solares y baterías del mundo, con el argumento de reducir la dependencia estadounidense de su rival estratégico.

La reciente crisis energética en España pone de relieve los desafíos que pueden surgir cuando las transiciones energéticas no van acompañadas de una planificación técnica adecuada. Para evitar interrupciones similares, Estados Unidos podría necesitar equilibrar su transición hacia energías más limpias con medidas que garanticen la confiabilidad de la red eléctrica.